Si nuestra democracia fuera como la amistad en el soccer infantil, otra sería nuestra situación y futuro. Si no importaran los colores en el juego político, y nos uniéramos en un solo abrazo, la paz social tan soñada por muchos y muchas, sería una realidad, y una garantía para el verdadero desarrollo humano.
Si nuestra democracia fuera como la amistad en el soccer infantil, otra sería nuestra situación y futuro. Si no importaran los colores en el juego político, y nos uniéramos en un solo abrazo, la paz social tan soñada por muchos y muchas, sería una realidad, y una garantía para el verdadero desarrollo humano.
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